miércoles, 6 de agosto de 2014

Punto seguido.

Ahí estaba él, junto a mí. Sólo quería sentir sus labios, tocar su piel, mirar sus ojos, sentir su aroma y decirle que lo esperé por mucho tiempo. Con él no tenía vergüenza, el miedo se había ido… en realidad no, ahora el miedo es mayor porque no quiero pensar en que no lo voy a volver a tener junto a mí.  

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